La Selva convierte en cerveza el estilo de vida costarricense

Re’em Jacob

Inspirada por la naturaleza y el estilo de vida que caracteriza a la zona de Cabuya, al sur de la Península de Nicoya, es que Re’em Jacob creó hace unos cuatro años La Selva Cerveza Artesanal. La empresa es el resultado de la experimentación y de la búsqueda constante de una bebida alcohólica equilibrada, obtenida a través de la mezcla de malta, lúpulo, levadura y agua de la reserva natural Cabo Blanco.

Actualmente La Selva produce más de 10 mil litros al año y vende en localidades de todo el país seis variedades de cerveza: Rubia, Dorada, Castaña, Naranja, Morena y Oscura. También ha logrado introducir sus productos en el mercado canadiense y se encuentra en negociaciones para exportar a Guatemala, Perú, Panamá y Nicaragua.

“Cuando empecé a construir la cervecería y vi la reacción de la gente, me di cuenta de las posibilidades y lo tomé en serio desde el inicio. Comencé a investigar sobre los procesos, los permisos, cómo construirla correctamente; conocía las ventajas y desventajas de cocinar cerveza aquí en la playa y tomé la decisión de recorrer todo el camino”, explicó Jacob.

De acuerdo con Jacob la relación con la oficina regional de la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER) ha sido clave en el proceso de internacionalización de la cerveza, sirviendo de guía para el contacto con clientes potenciales y la apertura de nuevos mercados.

 “La Selva ha sabido valerse de los recursos disponibles en la zona de Cabuya y de las necesidades de su público meta para crear un producto que destaca por la calidad y que ha logrado abrirle puertas a la empresa en un mercado de nicho que supera las fronteras nacionales”. “Esta es una empresa que impregna su filosofía de equilibrio en cada botella, pero también en cada estrategia de negocios; esa congruencia y el enfoque de su propietario nos ha permitido trabajar en un concepto para comercializar fuera de Costa Rica”, agregó Marco Alfaro, jefe regional de PROCOMER.

Las principales dificultades  que se han encontrado en el camino han sido conservar la producción fresca en una zona de clima caliente, mantener la calidad de los productos independientemente de a dónde se transporte y realizar trámites para formalizar un negocio que todavía es muy nuevo en el país. Según detalla Jacob las soluciones surgen gracias a la constante investigación sobre el proceso, la innovación en cada paso y la educación sobre las necesidades de producción artesanal.

 

 

 

 

 

 

 

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